PhD. Álvaro Leyton – Hernández. Carrera de Enfermería, Universidad Central de Chile, sede Coquimbo.
La familia sigue siendo la primera escuela de valores, apoyo emocional y socialización. No obstante, recientes investigaciones muestran que la percepción de esa funcionalidad varía según género y rol dentro de la comunidad educativa, lo que abre preguntas urgentes sobre el futuro de nuestras relaciones sociales.
En un estudio que desarrollamos en la Universidad Central de Chile, sede Coquimbo, analizamos cómo estudiantes secundarios y apoderados perciben el funcionamiento de sus familias. Los resultados revelaron una realidad compleja: mientras que los apoderados tienden a valorar de manera positiva la comunicación y cohesión familiar actual, los estudiantes no siempre comparten esa misma visión. Esta brecha generacional y de roles invita a reflexionar sobre cuánto escuchamos realmente a los jóvenes y cuánto proyectamos nuestras expectativas adultas en sus experiencias cotidianas.
Asimismo, observamos diferencias interesantes según género. Las mujeres tienden a reconocer y apoyarse más en redes externas –amistades, vínculos emocionales–, lo que amplía su percepción de respaldo social. Los hombres, en cambio, reportan menores niveles de apoyo percibido fuera del hogar, lo que podría implicar vulnerabilidades específicas en su desarrollo social y académico. Estas diferencias no son menores: la cohesión familiar se asocia de manera directa con el bienestar emocional y con el rendimiento académico, particularmente en las estudiantes mujeres.
Este tipo de hallazgos nos recuerda que trabajar la funcionalidad familiar no es un tema privado ni secundario: es un asunto de salud pública, de equidad y de cohesión social. Si los apoderados consideran que existe una comunicación sólida, pero los estudiantes no lo perciben así, estamos frente a un desfase que requiere atención inmediata. Solo promoviendo espacios de diálogo genuino entre generaciones podremos disminuir la distancia entre lo que creemos que entregamos y lo que efectivamente reciben nuestros hijos e hijas.
Desde Coquimbo, esta investigación busca abrir un debate necesario: ¿cómo fortalecer los lazos familiares en una sociedad cada vez más demandante y desigual? La respuesta no puede venir solo de las familias, sino también de las instituciones educativas, de políticas públicas inclusivas y de una comunidad que entienda que el bienestar social comienza en casa.